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¿Semillas molidas o enteras? Nos preguntamos muchas veces. La respuesta no es tan sencilla como decir sí o no, ya que todo depende del tipo de semilla que vayamos a consumir o de los beneficios que queramos obtener de ella. En general, diremos que la mejor forma de tomarlas es molidas. Pero vamos a ver por qué, y en qué casos sí se pueden comer enteras.
Las semillas son potentes fuentes nutritivas. Las de chía, por ejemplo, son ricas en ácidos grasos poliinsaturados, lo cual nos reporta enormes beneficios a nivel cardiovascular y arterial. Por su parte, las de lino son ricas en Omega-3, fibra y vitamina B1 y las de sésamo, además de contener ácidos grasos y vitaminas, también son ricas en minerales como el hierro, el calcio, el potasio, el fósforo y el magnesio. ¿Nos vamos a perder todas estas propiedades por no consumirlas molidas?
Las semillas pequeñas, como norma general, es mejor tomarlas molidas, ya que no vamos a masticarlas apenas. Por ello, acabarán saliendo del organismo de la misma forma en que han entrado, sin aportarnos todo ese valor nutritivo y esos beneficios para la salud. Si las consumimos molidas, mejorará el tránsito intestinal y nos resultarán mucho más ligeras. Además, se pueden rallar de forma sencilla en casa o comprarlas ya molidas.
Cualquiera de ellas puede consumirse entera, aunque, como señalábamos más arriba, se desaprovecharán todas sus propiedades, de ahí que se recomiende molerlas. Ahora bien, las semillas grandes (calabaza, girasol, etc.) se pueden consumir enteras, sin desaprovechar sus nutrientes. La razón es muy sencilla: hay que quitar la cáscara y, normalmente, las masticamos. Este ejercicio implica la absorción de las proteínas vegetales, vitaminas y minerales.
En todo caso, molidas o enteras, las semillas siempre deben desproveerse de los antinutrientes antes de consumirse. ¿Pero qué es eso de "antinutriente"?
Las semillas tienen una protección que las ayuda a mantener todo su poder hasta que encuentran el lugar donde germinar. Ese caparazón debe ser eliminado antes de consumirse porque, de lo contrario, cuando entre en el organismo, actuará como antinutriente e impediría la absorción del calcio, el hierro o las proteínas de las semillas.
¿Cómo eliminar la protección de las semillas? Muy sencillo: debemos ponerlas a remojo, durante varias horas, y después escurrir esa agua, que se llevará todos los antinutrientes. A continuación, podemos germinar o fermentar las semillas, para aumentar sus propiedades nutritivas.
Las semillas por sí solas no constituyen una dieta saludable, sino que deben combinarse con otros alimentos provechosos para la salud. Estas son algunas ideas para añadir semillas y completar las recetas:
En definitiva, las semillas son una opción muy saludable, siempre que se consuman molidas. Podremos ingerirlas enteras, cuando son grandes y les hemos eliminado la cáscara e hidratado previamente. ¿Y tú cómo consumes las semillas, molidas o enteras?
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