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Las semillas de girasol se han convertido, desde ya hace tiempo, en un superalimento saludable y que se encuentran en muchas de las dietas para personas con una alimentación vegana o vegetariana y para deportistas como suplemento nutricional. Sin embargo, como todo, hay que vigilar y no dejar que te engañen. Cuando hablamos y recomendamos las semillas y, en este caso, las semillas de girasol, nos estamos refiriendo al fruto seco al natural, sin ningún tipo de procesamiento industrial. En este artículo vamos a conocer en profundidad todo lo que se esconde detrás de estas semillas de girasol y dar algunas razones de para qué deberías incluirlas en tu dieta.
La planta del girasol, conocida científicamente como Helianthus annuus, pertenece a las familias de las herbáceas asteráceas (Asteraceae), cuyo hábitat natural es en el Centro y Norteamérica. Sin embargo, con la globalización, está ya extendida y puede ser cultivada en todo el mundo.
Aunque la flor es la parte que más destaca y lo que es más característico, por su capacidad de girar siguiendo el movimiento solar, esta planta tiene otra parte que la hace aún más interesante: su corazón lleno de pipas. Estas son aquenios pequeños y ovalados cuyo fruto interior, normalmente de color blanco o gris, es comestible.
Entonces, ¿por qué son beneficiosos? Estas semillas tienen distintas propiedades que las convierten en un superalimento. Como ya se comentaba, es importante que, para beneficiarnos de su contenido nutricional, sean al natural. A grandes rasgos, se puede destacar su gran cantidad de nutrientes y energía que concentran en una semilla tan pequeña. De hecho, por cada 100 g pueden llegar a contener más de 600 kcal y más de un 50% de su composición son grasas insaturadas, como el omega-3. Además, no hay que preocuparse porque colaboran en la disminución del colesterol en sangre.
Por si fuera poco, también tienen niveles de vitaminas E y folatos y un bajo contenido en azúcares, hecho que las hace muy interesantes en dietas de pérdida de peso. Contiene gran parte de las minerales esenciales como fósforo, calcio, selenio, magnesio o potasio. Es muy recomendable incluirlas también en dietas para combatir anemias ferropénicas, ya que son fuente natural de hierro vegetal.
Su forma y sus nutrientes son perfectos para tomar como snack o picoteo, sin embargo, habrá que, como siempre, vigilar las cantidades. También son perfectas para incluirlas en otro tipo de recetas, como por ejemplo en cremas de verduras como el puré de calabaza o bien en tus desayunos, como aporte extra de energía en un bol de frutos secos.
Por todo esto, te recomendamos y animamos a incluir las semillas de girasol en tu dieta. ¿Y tú, cómo las consumes? Déjanos un comentario.
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