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Los beneficios de la meditación son considerables tanto para la salud física como para la salud mental. Mediante la meditación entrenamos la mente para conseguir una mayor claridad y calma interior y esto se traduce en un mejor equilibrio mental y una mayor consciencia de uno mismo. Esta práctica es muy sencilla y podemos llevarla a cabo cómodamente en nuestra casa.
Esta disciplina produce muchos beneficios a nivel físico. A continuación, detallamos algunos de los más destacados:
Tener un nivel de estrés elevado puede ocasionar daños en el organismo, desde problemas digestivos, como indigestiones o úlceras de estómago, hasta problemas coronarios, que pueden llegar a provocar infartos. El estrés es uno de los peores enemigos de la salud y tenerlo bajo control mejora los niveles de bienestar de forma relevante.
Una mala calidad del sueño, puede mermar nuestro estado anímico. La ansiedad y el exceso de preocupaciones son algunas de las causas que pueden originar insomnio, y la práctica meditativa favorece un mejor control de las reacciones frente a los problemas. Un sueño reparador nos permite afrontar los retos del día con energía y confianza.
La ansiedad puede provocar una subida de la tensión arterial que, a la larga, puede ocasionar problemas de salud mucho más graves. La relajación y paz interior que se obtiene con la meditación ayuda a reducir los niveles altos de tensión arterial, lo que mejora el funcionamiento de nuestro sistema cardiovascular.
El ritmo acelerado y la tensión diaria provoca que nuestros músculos estén permanentemente agarrotados. Esto es muy visible, sobre todo, en las zonas lumbares y cervicales. Además, toda esta tensión provoca otras molestias, como dolores de cabeza o mareos. La distensión mental que se obtiene con la introspección, nos permite obtener una profunda relajación muscular.
Cuando meditamos, nuestro cerebro segrega unas hormonas llamadas endorfinas. Estas hormonas también son conocidas como las hormonas de la felicidad, por la sensación de euforia y placer que desencadenan. Asimismo, funcionan como un analgésico natural, por lo que contribuyen a mitigar la sensación de dolor. Por otra parte, se reducen los niveles de cortisol, la hormona que desencadena la respuesta de estrés en nuestro organismo.
Los niveles elevados de angustia acaban mermando a nuestro sistema inmune. Esto hace que seamos más vulnerables a padecer infecciones, como gripes, resfriados, etc. El equilibrio emocional que se obtiene con la práctica meditativa promueve un mejor funcionamiento de las defensas de nuestro cuerpo.
Al meditar aprendemos a respirar de una forma adecuada. Esto promueve una mejora de nuestra función pulmonar. De este modo, nuestras células reciben un mayor aporte de oxígeno, que favorece su buen funcionamiento.
No obstante, los beneficios de la meditación van mucho más allá de la salud física. A nivel mental también provoca toda una serie de cambios que mejoran de manera importante nuestra calidad de vida. Estos son algunos de los más destacados.
Vivimos en un mundo en el que es muy fácil distraerse. Todo esto puede provocar que nos cueste concentrarnos y perdamos el foco en nuestra vida. Al meditar de manera constante, nos aislamos de todo este ruido exterior que nos distrae. De esta manera, nos podemos concentrar mucho mejor en aquello que nos interesa, descartando todo lo que es superfluo.
El exceso de nerviosismo y tensión puede acabar ocasionando problemas de ansiedad y depresión. Numerosos estudios han demostrado que con la práctica meditativa nuestra mente se relaja, provocando una mejora en nuestra sensación de bienestar.
El exceso de preocupaciones y el agobio provocan que nuestra capacidad de memorización descienda considerablemente. Las personas que practican esta disciplina tiene en su hipocampo un mayor grosor y densidad de materia gris. Esta zona está relacionada con nuestra capacidad de memorizar y aprender. En un mundo como el actual, en el que constantemente estamos viviendo cambios, es muy importante que nuestra capacidad de aprendizaje funcione perfectamente.
Hay emociones, como la rabia o la tristeza, que si no se saben controlar, pueden llegar a ser muy destructivas. Cuando meditamos, no tratamos de reprimir las emociones, al contrario, intentamos comprenderlas y darles una salida constructiva. Las personas que tienen un mejor equilibrio emocional están mucho más satisfechas consigo mismas, a la vez que logran empatizar mucho mejor con los demás.
Uno de las mayores beneficios de la meditación a nivel mental es la crucial mejora de nuestras funciones cognitivas. La flexibilidad y paz mental que desarrollamos al meditar hace que nuestro cerebro esté mucho más despierto y activo. Esto provoca que, a largo plazo, el cerebro de la persona que medita rinda mucho mejor y cuente con unos signos de envejecimiento muy bajos.
Meditar es estar en contacto con uno mismo. El estilo de vida tan estresado que vivimos nos impide conectar con la persona que más tiempo pasamos, es decir, nosotros mismos. Cuando meditamos, tomamos una mayor consciencia de quiénes somos y de nuestras fortalezas, debilidades y anhelos. Todo esto acaba llevando a desarrollar una mayor capacidad de aceptación de uno mismo.
Como puedes ver, son muchos los beneficios que nos aporta la práctica de la meditación. No obstante, una pregunta muy frecuente es ¿como meditar? La mejor manera es empezar con 5 minutos de respiraciones profundas cada día. Poco a poco, se puede ir alargando la duración hasta que nos sintamos cómodos. Es recomendable que seamos constantes, ya que es la mejor forma de notar sus efectos. Hemos de tener en cuenta que, como todo en la vida, requiere de cierto tiempo y práctica para llevar a cabo un buen desarrollo.
¿Y tú? ¿Tienes el hábito de meditar? ¿Has sentido los beneficios de la meditación en tu vida? Estaremos encantados de que compartas con nosotros tu experiencia en el apartado de comentarios. Te leemos.
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