El Peso Justo
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Con la llegada del verano y las vacaciones, todos tenemos ganas de salir de casa y aprovechar el buen tiempo. Las playas y piscinas se llenan, aprovechamos para hacer excursiones por la montaña o para hacer ese viaje que tanto tiempo llevábamos esperando. Sin embargo, el verano es una época de mucho calor y trae consigo también algunos peligros entre los que se encuentra el golpe de calor.
En este post te contamos qué es, cuáles son los síntomas que provocan para que los tengas en cuenta y cómo puede prevenirlo.
Cuando nos exponemos a altas temperaturas durante demasiado tiempo, el mecanismo de termorregulación del cuerpo no basta por sí solo para enfriarse y la temperatura corporal aumenta peligrosamente. Al hacer ejercicio en condiciones de calor, aumentamos aún más la temperatura corporal e incrementamos también los riesgos de un golpe de calor.
El golpe de calor o shock térmico es más frecuente en verano debido a la exposición al sol. También es conocido como insolación.
Si la temperatura corporal aumenta por encima de los 40 ºC, se produce una desregulación interna y podemos sufrir daños graves en órganos como el cerebro, el corazón o los riñones. Este sobrecalentamiento del cuerpo requiere una atención médica urgente. Cuanto más se retrasa el tratamiento, más riesgo hay de sufrir consecuencias graves o incluso la muerte.
En España, los golpes de calor son más frecuentes durante los meses de julio y agosto. Hay que tener un especial cuidado durante las primeras 24-48 h de una ola de calor, ya que el organismo aún no se ha adaptado a la nueva temperatura ambiental. Podemos distinguir entre dos variantes: la forma activa o por esfuerzo, más frecuente en jóvenes que realizan deporte a altas temperaturas; y la forma pasiva, frecuente en las personas mayores o enfermas.
Los efectos de un golpe de calor pueden ir desde los más leves, como el simple aumento de la temperatura corporal o un dolor de cabeza, hasta los más graves o incluso la muerte. Un golpe de calor supone una emergencia médica y debe atenderse de inmediato. Es imprescindible saber reconocer sus primeras señales. A continuación, detallamos los síntomas más frecuentes de un golpe de calor.
Tener una temperatura corporal por encima de los 40 ºC es un síntoma grave.
En la mayoría de los casos, es debido a la deshidratación y uno de los primeros síntomas que aparece.
Son síntomas peligrosos, ya que pueden deshidratarnos aún más.
Respiración acelerada.
Ritmo cardíaco rápido o palpitaciones.
Debido a la bajada de tensión que produce el calor, podemos tener una sensación de debilidad, mareo o incluso llegar al síncope o pérdida de conciencia.
Debido a la deshidratación, el cuerpo no puede eliminar líquidos de forma correcta.
Dificultad para respirar o sensación de falta de aire.
El fallo multiorgánico lleva a la muerte si no se recibe atención médica.
Aunque los golpes de calor constituyen, sin duda, uno de los mayores peligros del verano, afortunadamente contamos con muchas medidas de prevención para evitar sufrirlos.
Beber agua es esencial para combatir el calor. Otras bebidas también son beneficiosas, como refrescos sin azúcar, bebidas isotónicas o el agua de coco. Sin embargo, debemos evitar el alcohol, café o té y las bebidas con mucho azúcar, ya que no ayudan a hidratarnos.
Permanecer a la sombra o en lugares frescos.
Podemos cerrar las ventanas y bajar las persianas para hacer una barrera contra el calor y la luz del sol, sobre todo durante las horas más calurosas. Podemos abrir las ventanas para ventilar la casa y mantenerla fresca durante las primeras horas de la mañana, el fin de la tarde y durante la noche.
Optar por comidas más ligeras y platos pequeños. Las digestiones pesadas pueden aumentar los riesgos de un golpe de calor y otros problemas, así que lo mejor es elegir un menú ligero. El gazpacho, las ensaladas y las frutas frescas son opciones ideales, ya que, además, nos aportan un extra de agua que nos ayudará a mantenernos hidratados.
Evitar hacerlo al aire libre. Es mejor ejercitarse en las horas más frescas.
Preferiblemente, de colores claros. Evitar la ropa ceñida.
Utilizar sombreros, gorras o parasoles.
Aplicar crema solar de alta protección cada dos horas o al salir del agua o sudar nos ayuda a protegernos del sol. Lo ideal es elegir un factor de protección superior a 30.
Ni siquiera con las ventanillas bajadas. Puede aumentar la temperatura más de 11 ºC en tan solo 10 minutos. Los niños, ancianos o mascotas pueden sufrir consecuencias muy graves o incluso la muerte por un descuido.
Trataremos de hacer pequeños descansos cada poco tiempo, beber sorbos de manera continua y evitar el sol. Si podemos, intentaremos programar las actividades más exigentes para la primera hora de la mañana o la última de la tarde-noche.
Deberemos tomar mayores precauciones. Si notamos alguno de los síntomas, deberemos tratar de enfriarnos lo más rápido posible. Para enfriarnos, podemos mojarnos con agua fresca, abanicarnos, meternos en una bañera de agua fresca o colocar toallas húmedas y frías en la cabeza y los pliegues del cuerpo (como el cuello, las axilas o las ingles).
En conclusión, un golpe de calor puede ser una emergencia grave, pero existen muchas medidas que podemos adoptar para prevenirlo. ¿Cómo te proteges del calor? Cuéntanoslo en comentarios para ayudar a protegernos este verano.
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