El Peso Justo
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El 15 de noviembre es el Día Mundial sin Alcohol. Fue establecido por la Organización Mundial de la Salud con el fin de estimular la responsabilidad sobre su consumo, especialmente entre las personas jóvenes. Esta es la razón por la cual es oportuno también reflexionar acerca de los efectos del consumo de alcohol cuando se quiere adelgazar.
El uso sistemático de vinos, cócteles y destilados en situaciones sociales ha generado que el consumo de alcohol sea excesivo dentro muchos grupos. Por otra parte, su amplia disponibilidad y precios en muchos casos accesibles, hace que las bebidas alcohólicas sean fáciles de obtener.
Este compuesto químico altera varias funciones metabólicas, produciendo efectos lesivos que no siempre son bien conocidos.
El consumo frecuente de alcohol etílico proporciona un aumento en las calorías que son ingeridas, ya que cada gramo contiene 7 de estas. A esto hay que añadir que muchos cócteles contienen jarabes, azúcar o zumos que aumentan su aporte calórico.
En general, una cerveza o una copa de vino aporta 150 calorías, una piña colada 160 calorías y una frozen margarita hasta 540 calorías. Con los destilados el aporte calórico es también elevado: un trago de whisky aporta 250 calorías, de ginebra 263, de vodka 233 y de ron 231.
El alcohol causa que el hígado vea mermada su capacidad para metabolizar grasas hasta en un 75 %, por lo que serán depositadas en los tejidos.
Además, un consumo elevado y sostenido de alcohol puede producir depósitos de grasa en el hígado y posteriormente este estado puede desembocar en cirrosis hepática. Las mujeres son particularmente sensibles a este proceso degenerativo.
Entre los efectos psicológicos está la desinhibición y la pérdida del autocontrol, lo que puede llevar a conductas temerarias en situaciones tales como conducir un coche o tener relaciones íntimas con extraños.
Adicionalmente, con la pérdida de control, una persona a régimen para perder peso puede colocarse en situación de consumir un exceso de alimentos perjudiciales para su dieta.
El alcohol altera la dinámica de los neurotransmisores del cerebro, con lo que interfiere en la duración, la profundidad y la capacidad reparadora del sueño, generando insomnio. Se debe recordar que el sueño profundo es un esencial aspecto para lograr perder peso.
El alcohol interfiere con el metabolismo de la glucosa, con lo cual el cerebro ve limitado el suministro de su principal fuente de energía, al producirse un descenso brusco en sangre.
Otro efecto del descenso de glucosa es que desencadena una sensación de hambre muy intensa, con lo que se puede consumir cualquier alimento disponible de manera impulsiva.
La pérdida de líquidos corporales que acompaña al consumo de alcohol crea un déficit que puede tardar hasta 3 días en compensarse. Se entorpece entonces el metabolismo, que necesita estar activado y contar con un organismo bien hidratado para poder movilizar las grasas de depósito.
El alcohol afecta el metabolismo del calcio, selenio, zinc, ácido fólico, vitaminas del grupo B y reduce las concentraciones de vitamina A y E en el plasma. Además interfiere en la síntesis de proteínas. Por esto, su consumo crónico y excesivo puede llevar a un estado de desnutrición general.
El malestar que se siente al día siguiente de haber consumido mucho alcohol estimula la necesidad de comer en exceso alimentos grasos y salados, con lo que se pierde el efecto del régimen para perder peso.
En conclusión, el consumo de alcohol, aún esporádico, obra de muchas maneras en contra de la eficacia de una dieta para adelgazar. Además, puede generar daños irreversibles al organismo. ¿Qué otros perjuicios y efectos dañinos se conocen? Animamos a comentar.
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