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Los ejercicios de Kegel nos aportan muchos beneficios como vimos en la siguiente entrada. Por ello, hoy vamos a establecer el paso a paso a la hora de realizarlos.
Lo primero de todo es localizar bien los músculos del suelo pélvico para poder contraerlos de forma eficaz en cada movimiento de Kegel.
Como principiante es mejor recurrir, al comienzo, a hacer algunos ejercicios estando tumbada en el suelo, ya sea boca arriba, boca abajo o de lado. Esto tiene una explicación sencilla: en estas posiciones, la fuerza de la gravedad se contrarresta, lo que facilita la contracción muscular.
Superado ese primer paso y fortalecido ya el periné, se debe ir cambiando a otras posturas como sentada, a cuatro patas e incluso de pie cuando ya se alcance un dominio adecuado de esta práctica. Igualmente, es importante para el progreso del método incrementar el tiempo de duración de las contracciones así como la intensidad en las repeticiones.
Una vez conocido este aspecto previo, teniendo en cuenta que se trata de emular la acción de orinar, pero sin tener el depósito con líquido (ya que el propósito es que no salga ni una gota), un plan de ejercicios de Kegel que ofrece buenos resultados puede describirse de la forma que se expresa a continuación.
La vejiga debe estar vacía a la hora del movimiento; este ha de efectuarse simplemente apretando los músculos del suelo pélvico, que son los encargados de controlar el flujo de orina. Así, debe sentirse que estos se tensan y se desplazan hacia arriba para después hacerlo hacia abajo. Es preciso aguantar así entre tres y cinco segundos antes de relajar y esperar ese mismo lapsus descansando. Lo ideal es repetir este proceso unas diez veces en cada uno de los tres bloques del día (mañana, tarde y noche).
También es importante realizar los movimientos siguiendo una respiración profunda y con el cuerpo relajado, comprobando que no se están apretando otros músculos como los de estómago, glúteos o pecho. Además, esos movimientos no deben ser demasiado bruscos, es decir, se trata de no apretar en exceso esos músculos.
Por otro lado, aunque mientras se orina pueden practicarse estos ejercicios cortando la orina y volviendo a dejar que salga para contribuir al buen funcionamiento, de esta forma no deben repetirse más de dos veces al mes, ya que ello podría debilitar los músculos o causar algún daño en los órganos.
En cuanto a los resultados, pueden pasar varios meses hasta notarse los efectos beneficiosos sobre la incontinencia urinaria. En todo caso, lo recomendable es no dejar de hacerlos aunque los objetivos marcados tarden en llegar. Eso sí, normalmente después de un mes ya suele apreciarse cierta mejora si los ejercicios de Kegel se han llevado a cabo de forma correcta. Hasta que no se instalen con franca evidencia estas mejoras en los músculos del suelo pélvico, no se recomienda incrementar la cantidad e intensidad.
Y a quienes ya tengan experiencia utilizando el método de Kegel, podemos preguntarles: ¿les ha funcionado y han ido notando los beneficios que se han descrito anteriormente? ¿También han conseguido adelgazar? ¿Cuántas repeticiones llegan a realizar y cuántos meses lo llevan practicando?
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