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¿Sufres de gases, hinchazón, diarrea o estreñimiento? ¿Has sido diagnosticado con sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO)? Si es así, la dieta SIBO puede ser la solución que estás buscando.
La dieta SIBO es una dieta baja en FODMAPs, son carbohidratos fermentables que pueden provocar problemas digestivos. Al eliminar estos alimentos de la dieta, se puede ayudar a reducir la inflamación y la producción de gases, lo que puede mejorar los síntomas del SIBO.
El SIBO es una condición en la que hay un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado. El intestino delgado normalmente tiene una pequeña cantidad de bacterias, pero en el caso del SIBO, la cantidad de bacterias es demasiado alta.
El SIBO puede causar una variedad de síntomas digestivos, incluyendo:
La dieta SIBO funciona al reducir la cantidad de FODMAPs que las bacterias del intestino delgado pueden fermentar. Los FODMAPs son carbohidratos fermentables que se encuentran en muchos alimentos comunes.
Cuando las bacterias fermentan los FODMAPs, producen gases, lo que puede provocar hinchazón, gases y diarrea. Al eliminar los alimentos que contienen FODMAPs, se puede ayudar a reducir la producción de gases y mejorar los síntomas del SIBO.
Hay muchos alimentos que contienen FODMAPs. Algunos de los alimentos más comunes que deben evitarse en la dieta SIBO incluyen:
Si estás pensando en seguir la dieta SIBO, es importante hablar con tu médico o un dietista registrado. Ellos pueden ayudarte a desarrollar un plan de dieta personalizado que se adapte a tus necesidades individuales.
Aquí hay algunos consejos para seguir la dieta SIBO:
La estrategia terapéutica del SIBO se basa en tres pilares fundamentales:
El enfoque farmacológico para abordar este trastorno involucra el uso de antibióticos. En el caso de obtener un resultado positivo únicamente para hidrógeno en una prueba de aliento, se suele recetar rifaximina. En situaciones donde se detecte un aumento en los niveles de metano, se considera el uso de rifaximina en combinación con neomicina.
Además, se destaca la importancia de realizar ajustes en la alimentación. Inicialmente, se aconseja seguir una dieta que sea baja en fructooligosacáridos, monosacáridos, monosacáridos fermentables y disacáridos, conocida como Dieta FODMAP. Es crucial que esta dieta sea recomendada por un profesional en nutrición.
En primer lugar, es fundamental comprender que esta estrategia dietética debe ser prescrita por un nutricionista experimentado. El profesional llevará a cabo un seguimiento para monitorear tus síntomas y detectar posibles deficiencias nutricionales. Si se prolonga en en el tiempo la dieta y no se da la fibra necesaria, la microbiota podría verse comprometida, lo que dificultaría la recuperación. Por esta razón, la supervisión de un especialista resulta crucial.
Una vez establecido este aspecto, es necesario identificar dos fases dentro de esta dieta.
Una vez finalizadas las pruebas de reintroducción, la persona adquiere la capacidad de gestionar su alimentación y comprende cómo incorporar alimentos previamente excluidos.
Llevar un registro de los síntomas resulta altamente útil. Si persisten los malestares a pesar de seguir la dieta FODMAP, la información en ese registro cobra relevancia para explorar otras posibles relaciones entre la alimentación y los síntomas. Es importante tener en cuenta que si la dieta FODMAP no produce mejoras significativas en un período de 4 a 6 semanas (quizás no una mejoría total, pero sí una reducción de los síntomas a un nivel aceptable), podría ser necesario considerar enfoques dietéticos distintos.
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