El Peso Justo
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Para adelgazar, uno de los puntos que hay que controlar son las hormonas. Estas moléculas se encargan de mantener el organismo en correcto funcionamiento, impidiendo que se descontrolen el metabolismo y otras funciones. Por tanto, se puede decir que las hormonas llevan un control de todos los procesos que tienen lugar en el cuerpo y, un desequilibrio de los mismos, tiene consecuencias como la ganancia de peso. Así, hay que tener en cuenta la función que tienen los disruptores endocrinos, unas sustancias que interfieren con la actividad de las hormonas.
Disruptor endocrino hace referencia a cualquier sustancia química con la habilidad de producir cambios en el sistema hormonal de nuestro cuerpo. Los efectos son numerosos en función de sobre qué hormonas altere el equilibrio. Si son las hormonas sexuales puede causar problemas con la reproducción, si se trata de hormonas relacionadas con el sistema nervioso puede producir trastornos mentales o, en el caso de afectar a la función metabólica, puede impedir la pérdida o el control del peso.
Los disruptores son moléculas parecidas a las hormonas que se sitúan en el lugar de estas en el organismo y terminan desplazándolas. Por eso, su efecto sobre el cuerpo humano es tan potente. No solo eliminan a las hormonas de su posición, sino que también se colocan en esta.
En algunas ocasiones, no se manifiestan síntomas ni patologías asociadas pero el efecto de los disruptores es permanente e irreversible. Además, puede transmitirse en las generaciones, con lo que en algún momento pueden observarse sus consecuencias.
En el año 2013, la Organización Mundial de la Salud llegó a emitir un informe en el que se indicaba que existían más de 800 sustancias químicas susceptibles de estar actuando como disruptores endocrinos. En este informe se detalla cada una de estas sustancias y en qué tipo de productos se encuentran.
Estos disruptores se encuentran en numerosos lugares y se ha llegado a establecer una convivencia con ellos en prácticamente cualquier objeto. De esta manera, pueden aparecer en pesticidas, alimentos, productos de limpieza, materiales de construcción, plásticos, electrodomésticos, aparatos de electrónica, ropa o juguetes, entre otros.
En todos estos objetos, encontramos algunas moléculas que actúan como disruptores del sistema endocrino, entre las que destacan los furanos, el PCB, las dioxinas, los ftalatos, los metales pesados, las hormonas sintéticas y una infinidad de compuestos más.
Aunque es prácticamente imposible no contactar con estos elementos, sí podemos llevar a cabo algunas acciones para minimizar el contacto.
En primer lugar, se recomienda sustituir todos los materiales plásticos por vidrio o madera. Así, se aconseja evitar los envases de plástico para la comida y los juguetes plásticos para los niños. Además, el PVC o poliuretano de las bandejas de alimentos envasados en el supermercado tampoco se recomiendan.
Por otro lado, se encuentra uno de los más frecuentes: el bisfenol A. Este elemento aparece en los recibos de los cajeros o facturas de compra, por lo que se recomienda optar por su versión electrónica. Además, hay que asegurarse de que los chupetes o biberones no se hayan fabricado con ello. Este mismo compuesto se encuentra en las latas de alimentos envasados, ya que el interior de estas tiene un recubrimiento plástico que lo contiene. Para evitar su contacto, lo mejor es optar por alimentos frescos y no enlatados.
En definitiva, uno de los puntos que hay que controlar a la hora de adelgazar es la presencia de los disruptores endocrinos. Para ello, hay que extremar las precauciones en los productos comprados, comprobando exhaustivamente cuál es el etiquetado.
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