El Peso Justo
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Adelgazar no deja de ser el objetivo de muchas personas que quieren perder peso por motivos estéticos o de salud. Sin embargo, hacerlo con dietas poco recomendables puede provocar una alteración importante en el organismo que termine dando como consecuencia un efecto rebote.
No es bueno que el cuerpo adelgace y engorde en muy poco tiempo. Estas severas alteraciones en el metabolismo no dejan de ser una apuesta segura para sufrir una serie de síntomas que ahora pasamos a describir.
La primera es la deshidratación. En no pocas ocasiones, las famosas dietas milagro se limitan a eliminar grupos de alimentos y a provocar que el líquido almacenado en el organismo se pierda más fácilmente. De no reponerlo de manera oportuna, se podría llegar a desarrollar una enfermedad renal de inciertas consecuencias.
El hipotálamo, encargado de generar la sensación de saciedad, también sufre durante estas dietas. Al ser tan estrictas, esta glándula se adaptará a la nueva cantidad de comida que se ingiera, pero no sin provocar una serie de desajustes que inciden en su correcto funcionamiento.
La mayor probabilidad de contraer sarcopenia es una de las características recién descubiertas por varios estudios científicos. Dependiendo del tipo de dieta, es posible que se pierda grasa y masa muscular. Esta última no se recupera volviendo a comer normalmente. La consecuencia directa es un envejecimiento prematuro del cuerpo al que se asocian diversas dolencias físicas.
Además de todo lo expuesto con anterioridad, adelgazar de forma brusca puede afectar directamente a la salud cardiovascular. Cambia el metabolismo, aumenta la circulación sanguínea y es mucho más probable desarrollar algún tipo de enfermedad relacionada con el corazón.
Cualquier nutricionista experimentado siempre afirmará que la mejor manera de perder peso es cambiar de hábitos alimenticios, no hacer una dieta. Buscar una dieta en Internet y llevarla a la práctica pone en juego la salud de esa persona de forma muy peligrosa.
Resulta mucho más práctico ir anotando todo lo que se come normalmente y comprobar qué se puede eliminar. Las carnes magras, la verdura, el pescado y la fruta son insustituibles siempre que se preparen a la plancha o cocidos. Los refrescos azucarados, el alcohol, los aperitivos de bolsa y la bollería industrial han de ser eliminados totalmente de la dieta para comenzar a ver resultados positivos.
Beber al menos un litro y medio de agua al día, así como zumos naturales, puede ayudarte a conseguir un óptimo nivel de hidratación y a jugar con distintos sabores. Todo sea por lograr que la experiencia sea más llevadera.
Dejar el tabaco y el sedentarismo son otras medidas a tener en cuenta. Entendemos que la rutina diaria no siempre permite encontrar el tiempo necesario para hacer deporte, pero sí es posible caminar un rato, usar la escalera en lugar del ascensor y aprovechar los días libres para pasear o hacer alguna actividad física.
La conocida dieta mediterránea sigue siendo una de las opciones más recomendables para ir perdiendo peso de forma progresiva. Perder un kilogramo al mes, por poner un ejemplo, permite que el cuerpo vaya amoldándose progresivamente a su nueva situación, evitando así problemas de salud ya expuestos.
Es importante recordar que una dieta nunca ha de ser un suplicio ni poner de mal humor a la persona que la lleva a cabo. Resulta más efectivo comer de todo, siempre que se cocine de forma saludable, que no hacerlo. Nos gustaría conocer cómo afrontas, o has afrontado, cada dieta. ¿Has tenido alguna mala experiencia con las dietas milagro? ¿Te ha funcionado alguna dieta en concreto que quieras compartir con nuestras lectoras? Esperamos tus respuestas a estas preguntas.
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