El Peso Justo
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Aunque resulte difícil de creer, el pasado lunes 1 de Mayo entró en vigor en Cataluña el impuesto sobre bebidas azucaradas, medida ya implantada en otros países europeos (Finlandia, Francia…) y México.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomendó subidas fiscales de hasta el 20% en el precio de estos productos, ya que la relación entre un exceso de consumo de azúcar y efectos indeseables para la salud (como la obesidad), resulta cada día más evidente.
¡La idea es buena! El objetivo de este incremento del precio consiste en desincentivar el consumo de refrescos azucarados y otras bebidas con alto porcentaje de azúcares simples, estimulando hábitos de vida saludables y buscando, entre otros fines, una reducción de la obesidad.
Refrescos, néctar de frutas, bebidas deportivas y energéticas, batidos, bebidas vegetales ...
¡Pero no todas en igual medida! Por el momento, las bebidas que tengan entre 5 y 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros, tendrán un sobrecargo de 8 céntimos por litro, mientras que, las que tengan una mayor proporción de azúcar soportarán una tasa de 12 céntimos por litro.
Por tanto, a partir de ahora una lata de Coca-Cola de 33 cL, que hasta el momento podíamos conseguir por 58 céntimos en la tienda de debajo de casa, pasará a costar 62 céntimos, lo que se traduce en un incremento del 7% de su precio.
Acostumbrados a que nos machaquen con subidas de impuestos constantes, es fácil preguntarse si no se tratará de otra medida con afán recaudatorio.
La Generalitat pronosticó cerrar el primer año del impuesto con una recaudación cercana a los 31 millones de euros, si se hubiese implantado el día 1 de Abril.
Por tanto, no me extraña que los más críticos se les hayan lanzado al cuello en el momento en que se hizo pública la noticia.
Consideran que el impuesto catalán está bien diseñado, ya que se espera que estimule a los grandes fabricantes a reducir el contenido de azúcar en sus productos y a buscar nuevas y mejores alternativas .
“La revisión de la literatura sugiere que un aumento en el precio de bebidas azucaradas se asocia con una disminución en el consumo; y cuanto mayor sea el aumento de precios, mayor es la reducción en el consumo.” “Los pocos estudios disponibles sugieren que los precios más altos de bebidas azucaradas pueden conducir a reducciones moderadas de peso en la población.”
Me parece que con ésto me estoy metiendo en camisa de 11 varas, ya que en temas económicos no estoy muy puesta, pero tengo una pregunta para los más aficionados a este tipo de bebidas con la que podemos hacer nuestra propia hipótesis. Ahí va, ¡Sean sinceros!
Sé que la economía española aún no está para tirar cohetes, y que por lo general, seguimos intentando ahorrar lo más posible, pero ¿Un incremento de 24 céntimos en la botella de Coca-Cola familiar (2 litros), va a hacer que dejes de consumir un producto que acompaña tus comidas casi a diario?
¡ANDA YA!
En mi opinión, donde más se va a notar este aumento del precio va a ser en la hostelería, donde es posible que se cree una pequeña competencia entre "los que suben precios" contra "los que no". (Ocurrió algo similiar cuando era opcional convertir tu bar en “local para no fumadores”, ¿Cuántos se arriesgaron a perder clientela?)
Sé que en este caso no es opcional, cada producto le va a salir X céntimos más caro al empresario, pero si hasta el domingo cobraban 2 euros a sus clientes por uno de estos refrescos de 330 mL, ¿Quién va a ser el primero en cobrarlo a 2,04? Creo que la opción por la que optarán muchos locales será perder esos céntimos de ganancia por miedo a perder clientes.
Por último, añadir que estoy muy de acuerdo con este tipo de medidas, siempre y cuando el dinero recaudado se emplee en fomentar una mejora de los hábitos de la sociedad española, o de la salud pública en general.
Pero sinceramente (y repito, es mi opinión de inexperta total en el tema) creo que la “sanción” para los adictos a este tipo de bebidas, no va a ser lo suficientemente llamativa como para que se planteen una reducción importante del consumo de estos productos.
Ahora cabe preguntarse, ¿Qué se podría hacer que de verdad pueda funcionar?
La mejor opción que me viene a la cabeza sería no sólo subir los impuestos a las bebidas azucaradas, sino a todos aquellos productos que cumplan la misma característica (altísimos niveles de azúcar), PERO, para que me acabe de creer que el fin último de todo este movimiento no es recaudar fondos, creo que es imprescindible acompañar todas estas subidas de impuestos con importantes bajadas de los mismos en aquellos alimentos con mejor perfil nutricional o reconocidas científicamente como saludables, como frutas y verduras frescas.
Sólo así veo posible una mejora significativa en la salud de los españoles y que las grandes empresas movilicen iniciativas en busca de productos más saludables.
¿Cuál es tu opinión al respecto? ¡La polémica está servida!
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