El Peso Justo
tu blog para sentirte bien
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Quienes han tenido la oportunidad de peregrinar hacia la tierra del apostol aseguran que es una de las experiencias más enriquecedoras, místicas y transformadoras que han tenido a lo largo de su vida. Ésto se refleja en que quien lo ha probado ¡repite!, a pesar de la crudeza del recorrido.
Son días, semanas o incluso meses de caminata, en los que tienes tiempo para dedicarte a ti mismo, reflexionar, pensar en tus cosas y muchas veces, aclarar tus ideas.
Pones a prueba tu fortaleza, tanto física como psicológica, rompes con la rutina, te alejas un poco de las tecnologías que tan atados nos tienen y dejas a un lado muchas de las comodidades que la sociedad en que vivimos nos ofrece día tras día.
Pero no nos engañemos, no todo el mundo está preparado para afrontar este reto y es necesario un tiempo de preparación, tanto física como de organización de las etapas y del material que vamos a cargar en nuestra mochila.
Debemos de ser conscientes que no todo será color de rosa y que nuestra aventura también tendrá un lado no tan agradable. Aunque no competimos contra nadie, ni tampoco se trata de una carrera de larga duración hacia tierras compostelanas, sí tendremos que mostrar una resistencia inusual, al estar expuestos a las inclemencias meteorológicas y del camino.
Un pilar fundamental para acabar con vida este reto será organizar bien nuestra alimentación. ¡Comer cualquier cosa no es una opción válida!. Una alimentación deficiente puede hacernos desfallecer en plena marcha, por lo que es mejor dejar para otro momento nuestra obsesión por adelgazar. Perderemos peso, porque estaremos gastando importantes cantidades de calorías, pero no caigamos en el error de alimentarnos de forma ligera.
Los hidratos de carbono deben aportar la mayor parte de la energía, así que nuestra dieta debe ser rica en productos como arroz, pan, cereales, pasta y legumbres.
Es recomendable repartir la ingesta en cinco tomas no muy abundantes. No es bueno llenar mucho el estómago, ni antes ni durante la caminata, pero es importante renovar nuestras reservas de energía.
El desayuno posiblemente sea la ingesta más importante, sobre todo para aquellos que emprenden la marcha por la mañana. El desayuno ideal debe incluir al menos un producto lácteo (siempre que no exista intolerancia, obvio), cereales, una ración de fruta o zumo y un alimento proteico. Por ejemplo, un tazón de café con leche, un par de tostadas con jamón serrano y un zumo de naranja puede ser una buena opción antes de enfrentarnos a una buena caminata.
Se calcula que cada etapa puede llevar alrededor de 6 horas, por lo que es importante hacer un descanso cada 60 o 90 minutos.
Se deben aprovechar estos descansos para beber agua y tomar algún alimento que contenga hidratos de carbono. Hacer ésto nos mantendrá hidratados y con energía. No hacerlo, podría provocarnos una bajada de tensión o sensación de debilidad en el mejor de los casos.
Si nos detenemos para comer en un hostal o restaurante, una buena opción sería pedir un plato de pasta o legumbres si tenemos que retomar la marcha o un menú ligero en el caso de los más madrugadores que ya tengan la tarde libre. Si no lo hacemos, una buena opción puede ser llevar un bocadillo en la mochila, evitando los alimentos muy grasos en su relleno.
Además del bocadillo y agua, hay que tener siempre a mano alimentos que nos proporcionen energía al instante, como azúcar, zumos, geles, refrescos azucarados o barritas energéticas, por si se siente una bajada de azúcar.
Otra de las comidas más importantes es la realizada al final de la etapa. Una vez concluida, debemos ayudar a la regeneración de fibras musculares, la recuperación de los depósitos de energía y la rehidratación del cuerpo. Para ello, una cena en la que estén presentes los hidratos de carbono de absorción lenta y rica en proteínas puede ser una opción ideal.
Tanto o más importante que lo que comemos será mantenernos hidratados, sobre todo en verano.
Resulta imprescindible cuidar al máximo la hidratación en el Camino de Santiago y debemos ir provistos de líquido en todo momento.
Las bebidas isotónicas van bien, pero el agua común también nos mantendrá perfectamente hidratados.
Aparte de la alimentación, durante el Camino es necesario cuidar nuestros pies. Las ampollas serán frecuentes, así como los tobillos hinchados, los pies recalentados y secos. Por tanto, es importante hidratar nuestros pies, usar calzado cómodo y adecuado, colocar los pies en alto al final de la etapa y llevar unas plantillas anatómicas de repuesto para ir cambiando calcetines y plantillas evitando la humedad.
Otro truco puede ser introducir los pies en agua fría y darles un buen masaje al finalizar cada etapa.
También serán frecuentes las agujetas. Para prevenirlas, lo aconsejable es no forzar nuestro cuerpo e imponernos nuestro propio ritmo de acuerdo a nuestras capacidades físicas, además de realizar una tabla de estiramientos antes y después de cada caminata y entrenar al menos los quince días antes de emprender el Camino.
¿Estás preparado para empezar a organizar tu próxima aventura?
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