El Peso Justo
tu blog para sentirte bien
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Ayer por la tarde quedé con una amiga y después de arreglar un rato el mundo, me planteó una duda que ya me habían hecho en varias ocasiones y me gustaría comentar.
Cito textualmente: “¡Estoy desesperada! Llevo una temporada que solo “ceno verde” o fruta, y no he conseguido bajar ni un gramo”
De no haber visto las fotos de sus cenas en las redes sociales, tengo que reconocer que me habría sorprendido, pero conociéndola sé que su concepto de “cenar sólo verde” no es lo que a muchos nos pasa por la cabeza.
Antes de que alguno se me tire al cuello, me gustaría aclarar que no tengo nada en contra de este tipo de ensaladas, de hecho ¡Me encantan! y si se preparan bien pueden ser verdaderamente equilibradas, ricas en nutrientes y saludables. Lo único que intento desmentir, es que por añadir un poquito de espinaca a tu plato no deberías ni de llamarlo “ensalada”, no vas a recibir el premio del año “the Healthiest meal” por la OMS, y posiblemente tampoco te sea de gran ayuda para deshacerte de ese par de kilitos odiosos.
Volviendo al caso de mi amiga, me hice la loca y le pedí que me describiese la ensalada de la noche anterior (la cual recordaba perfectamente).
Me dijo que era una ensalada “básica” de lechuga, tomate y cebolla (hasta aquí todo en orden) y nueces, pasas, queso de cabra y trocitos de bacon. ¿Recordáis lo de “sólo verde”?
El problema es que no contaba con que la noche antes ya había estado analizando dicha ensalada, porque no es la primera vez que se queja (desde que existe Instagram Stories las mentiras tienen las patitas un poco más cortas) y había datos que se estaban omitiendo:
1. Costaba encontrar la lechuga. Debería cambiar el nombre de “Ensalada con queso de cabra” por “Queso de cabra y bacon con ensalada de guarnición”.
2. El brillo que desprendían los ingredientes solo se podría conseguir con medio litro de aceite o bañándolos en cera de la que se usa para los coches. Aún así, siguiendo el principio de presunción de inocencia, quiero imaginar que se trataba de un filtro del móvil o algo parecido, aunque sería interesante averiguar como aliña mi compañera, ya que la mayoría solemos ser muy alegres a la hora de añadir el aceite.
3. ¿Y la cantidad de semillas que flotaban entre los ingredientes? ¿No cuentan? Vale que dan una estética y un sabor increíble al plato, que pueden ser buenísimas para la salud, que su tamaño no tenga comparación al de las nueces o las pasas, pero deberían tenerse en cuenta.
La gracia es que después de todo ésto, todavía se atrevió a acompañar la foto con los hashtags #VidaSana #OperaciónBikini17 … ¡¡Por favor!! (Por cierto, me imagino que estarás leyendo ésto, así que sabes que lo digo con cariño).
Aún así, existen un montón de ingredientes más que la mayoría añadimos frecuentemente a nuestras ensaladas que las hace ir ganando calorías de manera exponencial y que deben incorporarse con moderación a nuestras ensaladas, como son: Aceitunas, maíz dulce, frutos secos, aguacate, mango, picatostes, arroz, pasta, pollo frito, algunos aderezos como mayonesa, salsa césar ...
Como hemos comentado anteriormente, el problema con el aceite suele ser habitual. ¿A quién no le ha caído un “chorrazo” en la ensalada mientras la aliñaba?. Un truco muy utilizado entre aquellos que están a dieta y los que quieren controlar su consumo de aceite es utilizar un dispensador o spray para su incorporación al plato.
Repito, con ésto no quiero decir que no se deban consumir o que no sean saludables. Lo único, que si queremos tomar una ensalada como primer plato o acompañamiento para “llenar” bien el estómago y no picar hasta la próxima comida, no pensemos que por llamarse “ensalada” no nos estará aportando calorías, o que podamos comer libremente.
¡Estos ingredientes calóricos deben tenerse muy en cuenta y dejar que de verdad predomine "el verde" si queremos conseguir un plato con pocas calorías!.
¡Ahora confesad! ¿Cuántos de vosotros sois aficionados a las gordi-ensaladas?
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