El Peso Justo
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Muchas veces asociamos el perder peso únicamente con comer menos, sin ser conscientes de la importancia del tipo y cantidad de bebidas que consumimos. No tendría mucho sentido pasar hambre durante toda la semana y al mismo tiempo estar bebiendo una importante cantidad de calorías en forma líquida.
Las bebidas artificiales o procesadas en la industria serán las que aporten generalmente un mayor número de calorías.
Seguramente sea el tipo de bebidas del que más abusamos, y a no ser que optemos por sus versiones light o zero, vienen cargadas de azúcar, y en consecuencia de calorías.
Sus fórmulas plagadas de elementos artificiales, añadido a su altísimo contenido en azúcar, hacen de éstos un producto a evitar lo más posible si queremos perder peso. Por citar ejemplos, los refrescos de cola aportan unas 150 calorías por lata, en el caso de su versión light el aporte seá de unas 3 kcal.
En los refrescos de sabores, la marca cuenta. De unas marcas a otras nos podemos encontrar una diferencia de hasta 60 kcal por lata en un mismo producto no light. Aun así, las opciones menos calóricas siguen siendo muy ricas en azúcares.
Existen bebidas gaseosas que nos pueden llevar a engaño, como son el 7-up, el sprite o la tónica. Muchos piensan que se trata de "agua con burbujitas", totalmente inofensiva para nuestra dieta, hasta que le echan un vistazo a la composición nutricional y les cambia el gesto. Por ejemplo, el 7-up aporta aproximadamente el mismo número de calorías y azúcar que los refrescos de cola.
En muchos casos se trata de lobos con piel de cordero. A veces acudimos a este tipo de bebidas buscando sentirnos más saludables, pensando que estamos haciéndole un gran favor a nuestro cuerpo, mientras que algunas marcas emplean el término “fruta” como reclamo, ya que en muchas ocasiones lo que nos ofrecen realmente es una buena dosis de azúcar.
Es importante diferenciar entre "zumo" y "néctar", ya que somos muchos los que sólo buscamos la palabra “naranja” o “melocotón”, sin ver el término que le precede.
Dentro de este tipo de productos podemos distinguir:
Los zumos de fruta exprimida son de entre los industriales, los que más se asemejan al natural que preparamos en casa, ya que se envasa directamente el jugo de la fruta.
Los zumos “a partir de concentrado”. Ésto significa que al principio del proceso se ha deshidratado el jugo de frutas aplicando calor, facilitando su manejo y transporte. A continuación se ha vuelto a reconstruir con agua.
Como en el proceso de deshidratación se pierde parte de las vitaminas originales, posteriormente se añaden artificialmente hasta conseguir los valores del exprimido. Por ejemplo, la vitamina C se integra en forma de ácido ascórbico, también conocido como aditivo E-300, que suele poner los pelos de punta nada más leerlo, pero si nos dicen “rico en vitamina C” nos quedamos mucho más tranquilos.
Aunque, como hemos visto, los zumos exprimidos y los preparados a base de concentrado guardan grandes diferencias (entre ellas el precio) a nivel nutricional no podemos decir lo mismo, ya que aportan aproximadamente la misma energía y el mismo contenido en vitaminas.
Para terminar, tenemos el néctar de frutas, jugo (normalmente el 50% o menos) al que se le ha añade agua y azúcares o edulcorantes. Puede que por lo general sean menos calóricos, pero también serán mucho más pobres nutricionalmente hablando.
Por tanto, siempre recomendaría el consumo de la fruta entera antes que zumos. Si nos comemos una naranja seguramente acabaremos mayor sensación de saciedad que con un zumo y pensad que para elaborar el zumo necesitaríamos 2 o 3 naranjas, lo que significa el doble o el triple de azúcares y calorías. Además gracias a la fibra que aporta la fruta entera, nuestro cuerpo tardará más en absorber los azúcares, lo que puede resultar muy beneficioso.
A modo de curiosidad, ¿Alguna vez os habéis preguntado porque algunos de estos productos están expuestos en estanterías y otros en neveras?
Esto no guarda relación con sus propiedades ni su calidad. Tampoco están colocados así al azar. Depende del tratamiento térmico al que se haya sometido el producto. Los productos pasteurizados necesitan frío, mientras que los esterilizados pueden mantenerse a temperatura ambiente, porque en dicho proceso se eliminan los agentes patógenos y alterantes.
Por tanto, no te fíes de los zumos denominados como “naturales” y antes de consumirlos fíjate bien en su lista de ingredientes y en su tabla de composición nutricional.
El alcohol posiblemente sea el primer tipo de bebidas a eliminar si decidimos empezar una dieta en serio, en especial el consumo de bebidas de alta graduación, dulces y con un proceso de fermentación poco tradicional.
Muchos son los que prefieren pasar la semana comiendo coliflor al vapor y corriendo medias maratones con tal de que no le quiten sus “copazos” del fin de semana. Aún así hay un par de truquillos que harán que esas copas “sólo” nos afecten a la salud y no tengan un efecto tan demoledor en nuestra dieta, como: No tomar productos salados mientras se consume alcohol o apostar por las versiones light en el refresco de mezcla (¡que menos!).
Como bebidas que no tienen mucho más azúcar que las de los grupos anteriores, podríamos poner el vino y la cerveza. El vino aportaría unas 70 calorías cada 100 mL y la cerveza, la mitad.
Ahora entramos en la zona de peligro, las bebidas de alta graduación.
El eterno dilema de muchos el fin de semana. Os habréis dado cuenta de que las botellas de bebidas alcohólicas no llevan una tabla de composición nutricional, ¿significa ésto que no aportan calorías? En caso de aportarlas ¿de cuántas estamos hablando?. ¡Aquí tenéis la respuesta!
Calorías por 100 mL de algunas de las bebidas más demandadas los fines de semana (y los gramos de etanol en dicha cantidad):
El pacharán no tiene muchos grados, pero tiene 332 calorías por 100 mL, más del triple que el vino y 100 calorías más que la ginebra o el whisky. En este plano situaríamos también al Baileys.
Por último en el top de graduación podríamos situar el absenta, con 350 calorías en 100 ml y el Cointreau con 320. Para que os hagáis una idea, cada chupito (de los pequeñitos) nos aporta más de 100 calorías.
Como su propio nombre indica, son bebidas pensadas para personas deportistas, con altos gastos energéticos y para ayudarles a combatir la deshidratación.
Para gente con un ritmo de vida normal, además de una gran cantidad de azúcares, también aporta sodio en exceso.
Suelen aportar entre 60 y 80 calorías por vaso. Ésto las sitúa por debajo de los refrescos tradicionales en el ranking calórico.
A los aficionados de mezclar este tipo de bebidas con alcohol (aún más letal para la dieta que cuando se combinan con refrescos), o a los que compaginan su consumo con horas y horas sentados estudiando, ¿Alguna vez habéis leído la tablita que tiene en la parte posterior? El nombre de este tipo de bebidas deja poco a la imaginación, ¿qué mejor manera de llenar nuestro cuerpo de energía que un buen chute de azúcar y cafeína?
Estas bebidas contienen más de 100 calorías por vaso, lo que las pone por encima de los refrescos en este aspecto, además la mezcla de azúcares artificiales y cafeína o taurina, favorecerá la acumulación de grasa.
Después de esto, puedes pensar que aparte de agua e infusiones no podrás tomar nada más si quieres que tu dieta no "se ponga a temblar".
La única intención de este post es concienciar un poco sobre “las calorías que bebemos”, que dispongáis de información para elegir la mejor opción y sobre todo, hacer incapié en la importancia de la moderación con este tipo de productos cuando se intenta perder peso.
Un par de cañas en una terraza con los amigos no engordan a nadie. Pero, ¡ojo con las tapas!
A modo de reflexión de lunes por la mañana, y con los datos que te acabo de aportar, toma papel y boli y dime: ¿Cuántas calorías has bebido este fin de semana?
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