El Peso Justo
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Un tema de eterno debate. ¿Qué leche es mejor? ¿Cuál es más saludable?... Lo que todo el mundo parece tener claro es “Cuál es la mejor para perder peso” y ¡Puede que la respuesta no sea tan evidente como pensabamos!
Hoy en día, para que una leche sea apta para su comercialización y consumo, debe ser recogida en condiciones higiénicas y transportarse en refrigeración hasta la planta lechera, donde será sometida a procesos depurativos y tratamientos térmicos, con el fin de garantizar su salubridad.
El tratamiento térmico óptimo para la leche, que le permite aguantar hasta tres meses de conservación a temperatura ambiente, es el tratamiento UHT (Ultra High Temperature). En éste se somete al producto a temperaturas superiores a 135ºC durante unos pocos segundos, eliminando todos los microorganismos presentes.
En primer lugar, cabe destacar que por legislación, la denominación genérica “leche” comprende única y exclusivamente la leche de vaca. Para referirse a la procedente de cualquier otra especie, se debe especificar.
Dentro de ésta y según sus características, distinguimos:
La leche es uno de los alimentos más completos y equilibrados que tenemos a nuestro alcance, rica en aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales.
Los hidratos de carbono están compuestos esencialmente por lactosa, disacárido formado por la unión de glucosa y galactosa.
Independientemente de su contenido graso (entera, semidesnatada o desnatada), todas tienen un alto contenido en agua (80-87%), un porcentaje similar de hidratos de carbono y proteínas de alto valor nutricional y una cantidad nada despreciable de minerales (calcio, fósforo, magnesio, zinc) y vitaminas hidrosolubles.
Simplemente echando un vistazo a su composición nutricional, es fácil decantarse por la desnatada.
Si la comparamos con su versión entera, nos encontramos con que aporta la mitad de calorías, manteniendo unas cantidades muy similares del resto de macronutrientes (hidratos de carbono y proteína) y algunos micronutrientes, como el calcio.
La gran diferencia, como ya mencionamos anteriormente, es la cantidad de grasa que aporta, y teniendo en cuenta que la leche entera aporta principalmente grasas saturadas, esta eliminación (de cara a mejorar nuestra salud) resulta muy favorable.
Los más observadores seguro que discrepan, alegando que al eliminar la grasa se pierde buena parte de las vitaminas liposolubles (o solubles en grasa), como bien se puede apreciar en la tabla. Pero teniendo en cuenta que la gran mayoría de la leche desnatada que podemos encontrar hoy en el mercado viene enriquecida en vitaminas A y D, ¡Problema resuelto!
De ahí la importancia de leer las etiquetas, ¡Siempre os lo digo!.
Este es el apartado en el que mayor probabilidad había de que estuviésemos todos de acuerdo y (para variar), es un tema de polémica.
Desde siempre, cuando una persona acudía a un nutricionista en busca de asesoramiento para perder peso, tenía claro que la clave iba a ser evitar, en la medida de lo posible, todo aquello que contenga más grasa.
Decir adiós a las carnes grasas y los embutidos, moderar el consumo de aceite eliminando los fritos y aliñando con cuidado y, ¡cómo no!, olvidarse de la leche y yogures enteros y pasarse a los desnatados.
Es entonces cuando aparecen varios estudios, cuestionando si los lácteos desnatados son verdaderamente los más adecuados para adelgazar y ¡Nos rompen todos los esquemas!
En estos estudios epidemiológicos se observó que existen mayores tasas de sobrepeso y obesidad en el grupo de personas que consumía lácteos desnatados.
Estos datos no resultan del todo concluyentes, ya que:
El hecho es que, aunque estos estudios no sean concluyentes, ¡Ahí están! Y habrá que esperar a que se siga investigando sobre ello.
Una buena defensa para estas hipótesis sería demuestra que la grasa de los lácteos enteros influye, de algún modo, en el aumento de la saciedad de aquellas personas que los consumen.
Siendo así, si podría ser cierto que, al igual que todos los alimentos saciantes, la leche entera podría ayudar a perder peso, algo increíble hasta el momento ¿No crees?
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