El Peso Justo
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Padecer una intolerancia alimentaria y descubrirlo demasiado tarde suele ser sinónimo de problemas de salud. Por ello, consideramos oportuno comentar cuáles son las claves necesarias para descubrir esta afección más fácilmente.
Es esencial distinguir entre ambas circunstancias, ya que comparten algunos síntomas, pero se tratan de forma distinta. Una intolerancia provoca el malestar de la persona, la alergia pone en riesgo su vida. Sabrás que no toleras un alimento cuando:
· Te des cuenta de que hay un alimento que no puedes digerir correctamente.
· Cuando el mismo alimento te provoque una irritación en el sistema digestivo.
· Tengas síntomas como náuseas, dolor estomacal, gases, diarrea, cefalea o irritabilidad tras comer el alimento del que sospechas.
La alergia provoca una reacción desmesurada de tu sistema inmunitario, que puede llevarte a sentir picor en la piel, tos, dificultades respiratorias, hinchazón y bajadas de tensión, entre otros síntomas. Si eres alérgico a un alimento, por muy poco que consumas tendrás estos síntomas. Si eres intolerante, tendrás problemas digestivos muy molestos, pero tu organismo no reaccionará violentamente, solo experimentarás la ralentización del funcionamiento de tu aparato digestivo.
De tener los síntomas arriba descritos, es esencial que consultes con un profesional y que te sometas a una prueba diagnóstica. Son habituales el análisis de sangre o la prueba de hidrógeno espirado que analiza, durante dos horas, el hidrógeno generado por las bacterias intestinales tras tomar una dosis de azúcar.
Sigue los consejos de la persona que vaya a realizarte esta segunda prueba para que sea lo más eficaz posible. Lo habitual es que te recomienden que no consumas medicamentos o alcohol durante las horas previas.
Debes saber que cualquier persona puede ser intolerante a un alimento específico, por lo que no es positivo caer en generalidades. Desde el punto de vista estadístico, sí se puede realizar la siguiente clasificación.
Es bastante habitual y se desarrolla desde la infancia. Es eficaz apostar por leches de origen natural y quesos curados. No olvides que alimentos como los yogures, los postres lácteos, las salsas e incluso algunos embutidos podrían contenerla. Los medicamentos también, pero en una cantidad muy baja, por lo que, en principio, no deberías preocuparte. Con acostumbrarte a otro tipo de sabores sería suficiente para olvidarte de las molestias.
Es el azúcar natural de la fruta y aumenta a medida que madura. Es recomendable evitar los albaricoques, las cerezas, las pasas, las peras o las uvas, entre otras, dado su elevado contenido. Opta por la verdura y evita la coliflor, la zanahoria, el tomate, la calabaza y la cebolla. En vez de endulzar tus bebidas con miel, mejor elige alternativas como la sacarina o el jarabe de glucosa.
Has de tener en cuenta que la prueba que se te realice será definitiva y confirmará tu intolerancia a un alimento específico. A partir de ese momento, solo debes leer muy bien las etiquetas de los productos que adquieras y cocinar evitando los grupos de alimentos que te provoquen los síntomas ya comentados.
No es conveniente eliminar totalmente el grupo de alimentos que te genera la intolerancia, ya que terminarías por empobrecer tu dieta. Resulta más recomendable que te informes de las alternativas disponibles para que comas de forma más saludable y completa.
Nos gustaría conocer cuál ha sido tu experiencia personal con tu intolerancia alimentaria. Comparte con nuestros lectores cómo convives con ella, y algún que otro consejo, para ayudar así a los que, se enfrentan por primera vez a esta situación.
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