El Peso Justo
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El hambre emocional es un trastorno alimenticio que provoca que confundamos determinados sentimientos con las ganas de comer. Se caracteriza porque sentimos un hambre repentino, impulsivo y descontrolado.A continuación, realizaremos un breve resumen sobre qué es y Cómo evitar el hambre emocional.
Aprende a Diferenciar el Hambre Psicológico del Real
Este comportamiento se debe a un desajuste psicológico más que digestivo. Por lo tanto, será preciso localizar el origen de esa situación de estrés o ansiedad que se traduce en atracones y en la ingesta compulsiva de comida. Cada uno de nosotros tiende a manifestar sus emociones de forma diferente, y éstas repercuten sobre la salud de las personas a veces de forma positiva, y otras, negativa. El hambre emocional es una manera de canalizar esos sentimientos hacia fuera de una forma poco saludable, que a menudo va acompañada de sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento.
Las emociones que engordan y adelgazan
1. Acudir al origen del problema: contactar con un psicólogo que pueda ayudarnos a gestionar esa ansiedad.
2. Hacer un plan de comidas. A esto nos puede ayudar un nutricionista, elaborándonos una dieta personalizada, adaptada a nuestras necesidades diarias. Si nos ajustamos a ese plan alimenticio, lograremos restituir un equilibrio y una relación sana con la comida.
3. Darnos tiempo. Reconducir nuestra ansiedad llevará tiempo, puede que haya alguna recaída por el medio y que sea un camino difícil. Lo importante es adquirir un hábito e interiorizar las herramientas que nos permitan controlar ese hambre emocional.
4. No debemos dejarnos llevar por lo que nos apetece en cada momento. Probablemente se trate de alimentos muy dulces, calóricos o en grandes cantidades.
5. Realizar actividades que nos distraigan, a poder ser alejados de la cocina o fuera de casa. Una mente ocupada es la clave para evitar impulsos.
6. Practicar ejercicios de relajación y meditación. Éstos pueden ayudarnos a controlar el estrés y la ansiedad, por lo que atacar el origen de nuestro apetito emocional será clave.
Existen determinados aliados en nuestra despensa que pueden ayudarnos a controlar nuestra ansiedad. Por ejemplo, los plátanos son una excelente fuente de magnesio que nos permite mantener a raya nuestro apetito. También podemos recurrir a las verduras de hoja verde, como son las acelgas o las espinacas. Sin olvidarnos del aguacate, que nos aporta vitamina B y estimula la liberación de neurotransmisores que favorecen el estado de ánimo. Sustituye el trigo por la avena: más saciante y protectora del sistema inmunitario. Incorpora frutos rojos a tu dieta, son una excelente fuente de antioxidantes.
Este es un pequeño resumen de qué es y cómo evitar el hambre emocional. Cuéntanos, ¿sabías que existía este trastorno? ¿cómo es tu relación con la comida? Esperamos tus comentarios.
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