El Peso Justo
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Existen muchos factores que impiden mantener el peso deseado o adelgazar cuando se ha tomado la decisión. Algunos son ambientales, psicológicos, culturales o personales, e influyen en la manera como nos relacionamos con los alimentos.
Este es un trastorno poco conocido que afecta un número creciente de personas. Fue señalado por primera vez como «síndrome de alimentación nocturna» por el psiquiatra e investigador Albert Stunkard en 1959, director del Programa de Trastornos de la Alimentación de la Universidad de Pensylvania.
Actualmente está clasificado en el DSM-V como «trastorno por atracón». Se engloba en el mismo grupo que la bulimia y la anorexia nerviosa, aunque es menos conocido. Está caracterizado por un deseo compulsivo de consumir alimentos sin control, relacionado con una alteración en los receptores de dopamina del cerebro. Esta sustancia es liberada de forma anormal después de la ingesta compulsiva.
Los rasgos que definen este trastorno se presentan con frecuencia y en un período más o menos largo, durante semanas. Son los siguientes.
Este trastorno, aunque puede tener un sustrato genético, tiene sus causas en una situación emocional.
La persona padece estados de depresión o estrés, que intenta compensar con la ingesta. Los alimentos se utilizan como una manera de neutralizar el sentimiento de vacío, de ansiedad y de tristeza. Pero esta recompensa es momentánea, ya que luego del episodio sobrevienen la vergüenza, la culpa y sentimientos de baja autoestima.
Estas conductas y emociones negativas se repiten hasta que se instala un comportamiento que lleva a un círculo vicioso. El trastorno se presenta en tres áreas: el sueño, la relación con los alimentos y la situación psicológica, por lo que se requieren especialistas en cada una para poder brindar una ayuda eficaz.
Algunas recomendaciones pueden evitar que se inicien los hábitos que llevan a este síndrome. Están orientadas a lograr dormir bien de noche, a controlar la ansiedad nocturna y a comer de forma balanceada.
Se puede practicar regularmente alguna disciplina como ejercicios de respiración, yoga, mindfulness o meditación antes de dormir. Con eso se reducirá la ansiedad y se logrará conciliar el sueño.
El cuarto donde se duerme debe ser un lugar sereno, agradable, con temperatura e iluminación bien controladas. La cama debe ser cómoda, fresca en verano y confortable en invierno. Se puede utilizar una máquina de ruido blanco a la hora de dormir, lo que ayuda en gran medida a conciliar el sueño.
Con estas recomendaciones es posible disminuir las probabilidades de sufrir el síndrome del comedor nocturno. ¿Tienes alguna otra idea?
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