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La dieta kosher se rige por leyes judías que norman el tipo de alimentos permitidos, cómo sacrificar a los animales y cómo cocinar. No solamente es saludable, sino que sirve para adelgazar.
Estos alimentos cuentan con una certificación emitida por profesionales en la materia, lo que garantiza que han cumplido con los preceptos judíos, pues la palabra hebrea kosher significa «apto». Para los alimentos procesados aceptables existe un distintivo donde aparece una letra K rodeada por un círculo.
Este tipo de alimentación está regulada por diversas prohibiciones y exigencias que se refieren a la selección de lo que se puede comer o no, a la preparación de los alimentos y a la manera de sacrificar a los animales.
Las carnes aptas son las que provienen de animales de pezuña hendida como cordero, venado, oveja, vaca y cabra. Los animales con patas diferentes como cerdos, caballos, conejos o liebres están prohibidos. Comer pato, pavo, ganso y pollo está permitido, así como también los huevos de estas especies, pero no deben contener sangre.
El sacrificio de aves y mamíferos se realiza de la forma más incruenta y rápida posible. Para ello se utiliza un cuchillo muy afilado en un procedimiento indoloro llamado shejitá.
La carne a consumir debe carecer totalmente de sangre por lo que los animales son desangrados por un carnicero que conoce la norma y utiliza sal y agua en el proceso. Igualmente se debe eliminar toda la piel, la grasa y los órganos internos. Los animales son cuidadosamente examinados para verificar que estén saludables.
Se pueden consumir la leche y sus derivados, pero no está permitido cocinar carne junto con leche o comer los dos alimentos en una misma comida. De la misma forma, los utensilios para preparar o servir carnes y lácteos deben ser distintos y permanecer separados.
Los pescados deben tener aletas y escamas para poderse consumir y por ello lampreas, cazones, bagres y anguilas son considerados impuros. Por la misma razón, los moluscos y mariscos no son aceptables.
Los alimentos de origen vegetal provienen de cultivos que carecen de insectos y deben ser naturales y frescos. La única grasa permitida en esta dieta es el aceite de oliva.
Estos alimentos se encuentran en algunos países de Europa y Latinoamérica así como en Estados Unidos y Canadá, y su consumo va en aumento.
Una de las razones para ello es que tanto los alimentos de origen animal como los de origen vegetal son producidos de manera muy controlada, lo cual evita que sean fuente de enfermedades. Igualmente, el manejo higiénico de la carne, la leche y los alimentos cocidos y crudos impide la contaminación cruzada.
Se trata de una dieta baja en grasas y carente de alimentos que contienen colesterol, como los mariscos, moluscos y vísceras. Igualmente, provee de un alto consumo de aceite de oliva que aumenta los niveles de colesterol bueno o HDL en sangre.
Las etiquetas de los productos kosher suelen contener información muy precisa y completa, lo que permite a personas con limitaciones como los celíacos o diabéticos conocer su contenido.
Los cultivos ecológicos y la frescura de los vegetales garantizan su calidad y que están exentos de pesticidas y abonos químicos. Los procedimientos para beneficiar aves y mamíferos prescinden del maltrato animal.
Un ejemplo de menú kosher puede ser un primer plato de mutabal de berenjenas, deliciosa crema con aroma a ahumado. Otra opción es el hummus con merluza que aúna el pescado frito en aceite de romero al rico sabor del garbanzo. De segundo, cholent de carne hecho con alubias y patatas. De postre se puede tomar un strudel de manzana.
Cuando nos animamos a seguir este tipo de alimentación recibimos muchos beneficios. ¿Alguna sugerencia?
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