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La temporada de la calabaza va desde abril hasta noviembre, lo que permite disfrutarla durante buena parte del año. Pero el otoño es la estación en la que mejor sazona y más aromas y sabores brinda.
La versatilidad de este fruto es tal que permite utilizarlo en preparaciones muy diferentes entre sí. No solo es un excelente acompañamiento de muchos platos de contenido proteico, sino que puede ser protagonista de un gran número de recetas.
Esta preparación requiere nuez moscada rallada y pimienta para realzar el sabor y dar contraste. Los cubos de calabaza pelada se cocinan con cebolla en aceite de oliva hasta que ablanden. Luego se majan y se añade nata para mejorar la textura.
La calabaza compensa la sequedad de los bizcochos y magdalenas que se elaboran con harinas sin gluten. Para ello se mezclan harina, edulcorante, levadura y mantequilla. La calabaza se añade en puré, para lo cual hay que hervirla y triturarla, lo que proporciona a la masa un alto contenido de fibra.
Las cremas preparadas con este fruto tienen textura y color especial. Para ello, hay que añadir una patata y puerro o cebollino, lo que brindará un sabor extra. Se cocinan estos ingredientes y a la hora de licuar se incorporan dos cucharadas de queso fundido para dar un contraste de sabor salado. Se aromatiza con cardamomo o hierbabuena.
Utilizando cubos de calabaza y azúcar blanco a partes iguales puede confeccionarse este delicado postre. Se cocinan en agua suficiente y se añade cáscara de limón. Cuando la calabaza esté blanda, se aumenta el fuego para reducir y espesar la preparación, que será rica en antioxidantes y vitamina A.
Este delicioso plato de origen marroquí brinda un contenido de vitamina A muy elevado. Se necesitan cuscús, zanahorias y calabaza a partes iguales. Hay que freír en aceite de oliva ajos, pimientos verdes y rojos y cebolla. Se cocina en caldo de pollo el sofrito con los vegetales pelados y cortados en cubos pequeños y el cuscús. Cuando esté seco se añade pimienta negra.
Este vistoso y saludable postre se prepara en una copa alta. Se añaden sucesivamente puré de calabaza, miel, nueces picadas y yogur y se repite el procedimiento hasta llenar la copa. Se finaliza con miel, canela y un toque de clavo. Al poder antioxidante de la calabaza se añaden las grasas saludables de las nueces y el valor nutritivo del yogur.
Esta receta es de bajas calorías por lo que resulta ideal para cualquier tipo de régimen. Para preparar este acompañamiento, se corta la calabaza en bastones gruesos y se hornea. Al estar blanda la pulpa se pela, pues se desprenderá con facilidad; se espolvorea con semillas de cilantro y comino.
Este plato es propio de Tanzania y se prepara con cubos de calabaza que se cocinan en una sartén con aceite. Cuando ablanden se añade azúcar moreno, sal y maní entero.
Para este plato hay que hornear una calabaza de tamaño pequeño partida por la mitad. Cuando ablande se extrae la pulpa y se sofríe con cebolla, cebollino, guisantes y zanahoria picada. Se rellenan las mitades y se espolvorean con parmesano para gratinar.
Para esta receta se utiliza calabaza cocida y desmenuzada, huevos, harina, polvo de hornear, azúcar y un punto de sal. Se mezclan bien los ingredientes y se fríen por cucharadas en abundante aceite para espolvorear luego con azúcar.
Las recetas con calabaza son versátiles y brindan importantes aportes nutricionales. Por ello pueden consumirse todo el año y más aún en otoño. ¿Alguna propuesta más? ¡Cuéntanos tu tu experiencia en nuestro blog!
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