El Peso Justo
tu blog para sentirte bien
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Pasar hambre no es la única solución para deshacerse de esos kilillos de más. Es más, seguro que conoces a alguien que lleva mucho tiempo a dieta y no acaba de conseguir los resultados deseados. En estos casos suele haber dos opciones: Que su dieta no sea la más adecuada (o que en realidad no la esté siguiendo tan bien como dice) o que existan otros factores implicados, como la inactividad o problemas de ansiedad con la comida.
¡La teoría (en principio) es sencilla! Si queremos perder peso tenemos que conseguir que las calorías quemadas a lo largo del día sean más que las ingeridas, y alargar este déficit a lo largo del tiempo.
Por tanto, cualquier actividad física o rutina cotidiana que nos ayude a alcanzar este objetivo al mismo tiempo nos estará ayudando a bajar de peso sin necesidad de seguir una dieta estricta y, en muchos casos, desesperante.
No hace falta ser un genio para saber que incrementar nuestra actividad física nos ayudará a quemar más calorías.
¡Piénsalo! Si sigues comiendo lo mismo y quemas más calorías a expensas del ejercicio físico, la posibilidad de acabar el día “en negativo” será mucho mayor (o al menos, nos aseguramos de que el exceso será menor, por lo que estarás un paso más cerca de tu objetivo).
Además de ayudarnos a perder peso, hacer deporte tiene numerosos e importantes beneficios para nuestra salud, así que, si no lo hacer por conseguir un cuerpo diez, que sea por cuidar tu organismo, y principalmente tu corazón.
Para aquellos que ya estáis sudando sólo de pensarlo, me gustaría añadir que “aumentar la actividad” no consiste necesariamente en empezar a entrenar para una media maratón o pasar días enteros encerrado en el gimnasio.
Un buen paseo diario (siempre que sea durante un tiempo y a un ritmo adecuado) y mantenerse activo durante buena parte del día, seguramente resulte más beneficioso que machacarse durante unas pocas horas.
Por eso, aquí teneis varios post que os pueden interesar:
Como todos sabéis, es recomendable beber hasta dos litros de agua al día.
Esta recomendación va más allá de cuidar nuestra salud, y también puede ser aplicable a la pérdida de peso, sobre todo si conseguimos beber un vaso de agua grande cinco minutos antes de las comidas principales (desayuno, comida y cena). Este hábito puede ayudar a que aparezca antes de la sensación de saciedad, y en consecuencia, comeremos una menor cantidad.
Para terminar, me gustaría destacar que, como anunciábamos en el título de este apartado ¡no todo vale! Lo ideal sería que esta ingesta de líquidos sea a costa de agua únicamente, pero como hay mucha gente que no tolera grandes cantidades de este líquido, podría consumirlo en forma de tés o infusiones de hierbas o frutas si de este modo les resulta más atractivo.
Recuerda que lo que te llena no son las calorías, sino principalmente el volumen y la composición de los alimentos.
Por lo que, el truco es buscar alimentos que teniendo un mayor volumen aporten menos calorías. Por ejemplo: la sandía, las espinacas, el brócoli... puedes comer gran cantidad, y en realidad, la mayor parte de su aportación será agua.
Otro de los trucos más conocidos para conseguir este efecto saciante es masticar mucho los alimentos que consumimos. Además de favorecer mucho la digestión (recuerda que no tienes más dientes a lo largo del aparato digestivo), conseguirás “engañar un poquito" tanto a tu estómago como a tu cerebro y nuevamente, es posible que acabes comiendo menos.
Siguiendo un poco en la linea de conseguir una mayor saciedad, muchos nutricionistas recomiendan tomar siempre de primero un buen plato de ensalada.
Es muy frecuente consumir un primer plato rico en hidratos de carbono y dejar para el segundo la proteína y una ensaladita como guarnición.
Si conseguimos cambiar este orden y hacer que el papel de la ensalada sea más predominante, es bastante posible que no consigamos terminar el segundo plato (que será el más calórico).
Además, para este segundo es preferible utilizar platos pequeños (o echar poca cantidad) y repetir, que usar un plato grande. Ésto se debe a que a muchos nos enseñaron de pequeños que no debemos dejar comida en el plato, por lo que, muchas veces seguimos comiendo hasta terminarlo, aunque en realidad ya no tengamos hambre.
Usar platos pequeños te obliga a preguntarte si “de verdad sigues teniendo hambre como para echarte más”, además de hacerte más consciente de lo que llevas comido.
¡Este punto resulta trascendental! Si consigues tener una despensa libre de vicios dietéticos, te resultará muchísimo más fácil perder peso.
Además de la gran cantidad de tentaciones que tenemos al cabo del día, sobre todo cuando queremos matar algunos sentimientos (como aburrimiento o estrés) a tabletazos de chocolate, ¡piensa en los atracones de por la noche!.
A ver cuántos os sentís identificados: Pasas el día comiendo sano y manteniendo a raya tus ganas de deborar un helado de tres pisos. Llega la noche y asaltas la nevera como si se fuese a acabar el mundo.
Si consigues que tu despensa esté repleta de productos saludables, ¡habrás ganado la batalla al atracón de media noche! Porque no creo que vayas a ir corriendo hasta la gasolinera a por una bolsa de patatas fritas.
El caso es que para conseguir una despensa healthy, no es bueno hacer la compra con el estómago vacío, ya que es bastante probable que quien esté empujando tu carrito de la compra sea tu ansiedad, sin ningún tipo de criterio ni moderación.
Por tanto, elige el momento oportuno para ir de compras, ese momento del día de menor estrés y en el que tengas el estómago bien lleno.
Por lo general, comer fuera de casa suele venir acompañado de una mayor ingesta de calorías. En primer lugar porque al no tener que elaborarlo, serás menos consciente de la cantidad que estás ingiriendo y en segundo, porque la idea de comer fuera de casa (por desgracia) cada vez es más frecuente que venga de la mano de “tirar de comida rápida” o “picar cualquier cosa” ¡MAL! Si queremos perder peso, estas acciones no nos ayudarán a conseguirlo.
De todos modos, imaginemos que un individuo está intentando cuidarse y necesariamente tiene que comer fuera de casa. Lo más probable es que, en un intento de hacer la mejor elección posible, decida pedir un menú en un restaurante. Echa un vistazo al menú y se decanta por una ensalada de primero y carne de segundo. ¡Hasta aquí todo en orden!
En el momento que llega la ensalada (o gordi-ensalada) nos damos cuenta de que trae un montón de ingredientes que tú, en tu casa posiblemente no añadirías. Además, últimamente parece estar de moda aliñar las ensaladas con crema de vinagre de módena, hasta un 180% más calórico que el vinagre de vino o manzana.
¡Vamos con el segundo! A no ser que lo haya especificado previamente, cabe la posibilidad de que la carne venga hundida en salsa (cabe recordar que además, nuestro individuo tiene el pan bien a mano por si se le apetece devolver el plato bien limpio) y con sus patatas fritas bien empapaditas en aceite. En casa lo más probable es que te hubieses preparado la carne vuelta y vuelta y como súmmum de la “gordura” le hubieses añadido un poquito de ketchup.
Pero, aún falta el momento más crítico de la comida de restaurante, ¡El postre! Después de enumerarte una enorme lista de opciones, como tarta de la abuela o de queso, mousse de limón o chocolate ¿Cuantos son los valientes que preguntan “una pieza de fruta no tendrás por ahí, verdad”?
En primer lugar, recomendamos que el aceite de uso principal sea el de oliva virgen extra.
Existen varios trucos para ayudarnos a controlar este consumo, como los sprays de aceite para aliñar las ensaladas, “pintar” con una brocha el fondo del sartén para evitar que se nos escape un buen chorro o eliminar el exceso de aceite de los alimentos con un poco de papel absorbente siempre que sea posible.
Estas sencillas técnicas pueden evitar que consumamos una importante cantidad de calorías extras.
Esta medida tiene dos beneficios de cara a la pérdida de peso.
El primero, que serás más consciente de tus ingestas, ¡En la mayoría de los casos la gente se sorprende de todo lo que come, ya que pensaba que la cantidad era mucho menor!
Por otra parte, y como te puedes imaginar, esta tarea puede resultar de lo más tediosa, por lo que muchas veces, por el simple hecho de evitar tomar nota, decidiremos no comer ese dulce aperitivo que tenemos entre manos. Gran parte de la población del siglo XXI es perezosa casi por naturaleza, y esto es algo que en ocasiones (en muy pocas, pero hay que saber aprovecharlas) puede jugar a nuestro favor.
Existen varias apps para el móvil con las que puedes realizar este seguimiento de tus ingestas, y que además, te indican la cantidad de calorías consumidas. Si tenemos en cuenta que no debemos fiarnos al 100% de ellas, pueden resultar de gran ayuda para alcanzar nuestro objetivo sin estar necesariamente a dieta.
Está mal que lo digamos, pero son mucha la información y los trucos para perder peso que puedes descubrir al seguir nuestro blog. Además, nuestros retos semanales y nuestro calendario mensual, también te serán de gran ayuda a la hora de alcanzar tu objetivo.
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